viernes, 28 de agosto de 2015

LAS FLORES DE TU BOCA DE ALBERTO PAUCAR CÁCERES




Las flores de tu boca
Alberto Paucar Cáceres
Cuadernos del Sur, 2009
54pp.



Quijote en Manchester



por el victoriano canal camina
imaginando los campos de alhucema,
el caliente, efervescente vaho,
la gigante polvareda en el errante camino,
la templada nobleza de La Mancha.

quijada vencida a estos malos vientos,
cansado, rendido y seco;
aprieta la adarga, la tenue voluntad de vivir
que aún sobreviven en la hidalga mente.

sin molinos que lo aturdan
cruzando los filos del profundo invierno,
coteja los últimos claros de la tarde,
los desvelos, las crueldades del amor;
memoriza unos cuantos nombres propios,
frescas lágrimas lavan,
lamen el oxidado peto.

sabe que soñar es su destino
y escribir la sincopada pena, su condena;
en la ruma de libros no leídos,
mentalmente acomoda una a una
gastadas metáforas, amuletos, monedas,
trinos, trovas que envejecen
en castillos de hueso y polvo.

por un breve momento cree cabalgar
por las verdes colinas de la ajena patria que lo cobija
y parece existir en la dulce dicha que le ofrecen
el lenguaje y la música de Inglaterra;
pero vacila y lo abate la interminable lluvia,
la desesperanza, la congoja que agrieta otra vez
los suburbios del desconsuelo,
rasgando las esquinas, los rescoldos del alma,
haciendo más urgente la distante copla,
las guitarras, la melodía y el materno signo:
el guerrero sonido de Castilla.

está solo y tiene miedo
pues sabe que el valor
es también un don escaso
que los avaros dioses demandan y prestan;
y sabiendo lejano el mar,
se resigna a no llorar.

dolor en bandolera, como puede,
armado de viejas, heroicas hombrías
queja a queja, verso a verso,
despacio, avanza:
celebra el asombro y la belleza de la noche,
en la furia de la primera helada del año:
humilde y loco, cree balbucear una línea;
desnudo, renace y se redime en la palabra,
la mínima, la  indecible;
asustado, resiste el afilado viento,
compendia la sublime gloria de la derrota:
los altos, espléndidos,
magníficos fracasos de su vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario