lunes, 9 de enero de 2017

RECORDANDO A LA REVISTA SAPOS Y CULEBRAS.


Una breve crónica donde se recuerda la presentación de este pequeña e importante revista de literatura hecha por jóvenes tacneños a finales de la primera década de este nuevo milenio.


Tras Sapos y culebras en los vericuetos de la noche

 Por Gabriela Caballero Delgado


Anoche (jueves 14 de julio) fue la presentación del segundo número de la revista literaria Sapos y culebras en el café Zeit. Esta es una de las ocasiones en que uno desconoce el frío de invierno y se reúne con los amigos para ser testigos del trabajo colectivo de jóvenes amantes de la cultura y el arte. La revista consigue así, dar continuidad a una publicación cuyo nombre nació —para variar— en una noche de bohemia en Tacna. Y es que sapos y culebras es una frase que nos devuelve la imagen de la muchacha que llena de envidia quiso apropiarse del don de la buena hermana y terminó viendo horrorizada cómo salían de su boca una confusión de animalejos cada vez que hablaba.
En tanto aguardamos a que terminen de acomodar las luces y los micrófonos, y los presentadores van tomando asiento, yo pensaba en aquel cuento de hadas e iba recuperando a la niña que gustaba de este tipo de historias. Acodada sobre las páginas de aquellos libros. Deteniéndome en los dibujos que completaban el texto. Y ocultando profundamente mi piedad por la mala hermana quien quedaba condenada al silencio a fin de no espantar más a quienes la rodeaban. Cómo decirles entonces a mis compañeros de clase, a la profesora que nos guiaba, que la imagen del personaje, contrario a lo esperado, no dejaba en mí la satisfacción del castigo justo de sus maldades; solo una profunda tristeza que acaso ya entonces me enseñó también a guardar silencio tantas veces. Estoy segura que Willy, Renato y Carlos (impulsadores de la revista), no pensaban en este cuento aquella noche. Escuchamos atentos las palabras de Juan Torres Gárate que felicitan a quienes están en la publicación y los impulsa a continuar creando.  Me pregunto cuántos de los que estamos aquí, seguiremos intentándolo.

Sapos y culebras es utilizado ahora para referirnos a los llamados “taquitos”, palabras vulgares con las que aderezamos el habla cotidiana. Pienso que no es importante si las usamos en contadas ocasiones o en muchas, porque a pesar de significar un “mal habla”, lo interesante es que todos hemos hecho uso de ellas aunque sea alguna vez. Pero, entiendo que tampoco fue esa la razón por la que este nombre fue elegido para la revista. Algunos de los que ahora han publicado son invitados a leer sus trabajos. La revista reúne textos de Filomena Álvarez, Darwin Bedoya, Nadia Colque, Daniel Escobar, Jorge Espinoza, William González, Miler Huanca, Narayan Martino, Elio Mendoza, Jhon Ortega, Milagros Sosa. Unos con mayor oficio y experiencia en las letras que otros. Sin embargo, es importante resaltar la inquietud literaria de los muchachos que recién se animan a mostrar sus trabajos.  La venta de la revista se inicia. Los reflectores se apagan. Juntamos las mesas y los títulos de los libros recién leídos están en nuestros labios, sus historias prontas a incitar a nuevos lectores. La atmósfera a veces se llena de humo. Las risas que ya no se pueden contener. Cuando salimos del café con nuestras revistas bajo el brazo, las calles tienen un aspecto celeste. Somos sonámbulos. Sobrevivientes de la noche. A propósito, qué del nombre Sapos y culebras en la revista. Los sapos son quienes curiosean la vida, la propia o la de los demás. Espiando para que no les importe ser observados. Convirtiendo esta experiencia en literatura. Las culebras están allí para criticarlos siempre. No podrán librarse de ellas. Finalmente, este es un universo en el que sapos y culebras pueden convivir entremezclados. Creo que no existía un mejor título.